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El Coliseo
"Cuando el fuego crezca quiero estar ahí"
21 de Junio, 2008 · General

ALARMA POR KRONSTADT


Por Leon Trotsk


15 de enero de 1938

Un“Frente Popular” de delatores

La campaña sobre Kronstadtcontinúa con un vigor constante en ciertos círculos. Se podría pensar que larevuelta de Kronstadt no ocurrió hace 17 años sino ayer. Participan en lacampaña con igual celo, bajo el mismo lema, anarquistas, mencheviques rusos,socialdemócratas de izquierda del Buró de Londres, individuos desatinados, elperiódico de Miliukov[1][2] y, ocasionalmente, la gran prensacapitalista. ¡Un “frente popular” de su misma calaña!

Ayer me tropecé con lassiguientes líneas en un semanario mejicano que es a la vez católico,reaccionario y “democrático”: “Trotsky ordenó disparar sobre 1.500 (?)marineros de Kronstadt, los más puros entre todos. Su política cuando estaba enel poder no se diferenciaba en absoluto de la actual política de Stalin.” Comoes sabido los anarquistas de izquierda deducen la misma conclusión. Cuando porprimera vez respondí en la prensa brevemente las preguntas de Wendelin Thomas,miembro de la Comisiónde investigación de Nueva York, el periódico menchevique ruso defendióinmediatamente a los marineros de Kronstadt y... aWendelin Thomas ...[2][3] El periódico de Miliukov semanifestó en la misma tónica. Los anarquistas me atacaron con mayor vigor aun.Todas estas autoridades alegan que mi respuesta era completamente inútil. Estaunanimidad es todavía más notable puesto que los anarquistas defienden, en elsímbolo de Kronstadt, un genuino comunismo antiestatal; los mencheviques, en laépoca del levantamiento de Kronstadt defendieron abiertamente la restauracióndel capitalismo y Miliukov lo defiende aún ahora.

¿Cómo puede ellevantamiento de Kronstadt causar tal disgusto en anarquistas, mencheviques, ycontrarrevolucionarios “liberales” al mismo tiempo? La respuesta es simple:todos estos grupos están interesados en comprometer la única corrientegenuinamente revolucionaria, que nunca ha repudiado su bandera, nunca hatransigido con sus enemigos y representa sola el futuro. Por eso entre losdelatores tardíos de mi “crimen” de Kronstadt hay tantos ex revolucionarios o semirrevolucionarios, gentes queperdieron su programa y sus principios y que consideran necesario desviar laatención de la degradación de la Segunda Internacionalo la perfidia de los anarquistas españoles. Los stalinistas todavía no sepueden unir abiertamente a esta campaña sobre Kronstadt pero, por supuesto, sefrotan las manos con placer porque los golpes están dirigidos contra el“trotskismo”, el marxismo revolucionario y la Cuarta Internacional.

¿Por qué esta fraternidadtan diversa se valió precisamente de Kronstadt? Durante los años de larevolución chocamos más de una vez con los cosacos, los campesinos, aun conciertas capas de trabajadores (ciertos grupos de los Urales organizaron unregimiento de voluntarios en el ejército de Kolchak). El antagonismo entre lostrabajadores como consumidores y los campesinos como productores y vendedoresde pan es la raíz principal de estos conflictos. Bajo la presión de lanecesidad y la privación, los trabajadores se dividieron esporádicamente encampos hostiles de acuerdo a sus vínculos más o menos fuertes o débiles con laaldea. El Ejército Rojo se encontró también bajo la influencia del campo.Durante los años de la Guerra Civil fue necesario, más de una vez, desarmarregimientos descontentos. La introducción de la “Nueva Política Económica”(NEP) atenuó la fricción pero no la eliminó.[3][4] Por el contrario, preparó el camino parael renacimiento de los kulakis [campesinosricos] y llevó, a comienzos de esta década, a la renovación de la Guerra Civil en laaldea. El levantamiento de Kronstadt fue solamente un episodio en la historia de las relaciones entre la ciudadproletaria y la aldea pequeñoburguesa. Sólo es posible comprender este episodioen relación con el curso general del desarrollo de la lucha de clases durantela revolución.

Kronstadt se diferenció deuna larga serie de otras insurrecciones y levantamientos pequeñoburguesessolamente por su mayor efecto externo. El problema aquí implicaba una fortalezamarítima de Petrogrado. Durante el levantamiento se publicaron proclamas y setrasmitieron programas de radio. Los social-revolucionarios[4][5] y los anarquistas, huyendo de Petrogrado,adornaron el levantamiento con frases y gestos “nobles”. Todo esto dejó huellasimpresas. Con la ayuda de estos materiales “documentales” (es decir, falsosrótulos), no es difícil construir una leyenda sobre Kronstadt mucho másexaltada puesto que en 1917 el nombre de Kronstadt estaba rodeado de un halorevolucionario. No en vano la revista mejicana antes citada llama irónicamentea los marineros de Kronstadt “los más puros entre los puros”.

Jugar con la autoridadrevolucionaria de Kronstadt es una de las características distintivas de estacampaña verdaderamente charlatana. Los anarquistas, mencheviques, liberales yreaccionarios tratan de presentar el asunto como si al comenzar 1921 losbolcheviques hubieran dirigido sus armas contra los mismos marineros deKronstadt que garantizaron la victoria de la Insurrección deOctubre. Este es el punto de partida para todas las falsedades posteriores.Quien desee aclarar estas mentiras debe primero que todo leer el artículo delcamarada J. G. Wright en la New International(febrero de 1938).[5][6] Mi problema es otro, yo quiero describirel carácter del levantamiento de Kronstadt desde un punto de vista más general.

 

Agrupacionessociales y políticas en Kronstadt.

 

Una revolución es “hecha”directamente por una minoría. Eléxito de una revolución es posible, sin embargo, solamente cuando esta minoríaencuentra, más o menos apoyo, o por lo menos una neutralidad amistosa de partede la mayoría. El cambio en las diferentes etapas de la revolución, como latransición de la revolución a la contrarrevolución, está determinado directamentepor relaciones políticas variables entre la minoría y la mayoría, entre lavanguardia y la clase.

Entre los marineros deKronstadt había tres capas políticas: los revolucionarios proletarios, algunosde ellos con un pasado y un entrenamiento serios; la mayoría intermedia,principalmente de origen campesino; y finalmente, los reaccionarios, hijos de kulakis, tenderos y curas. En la épocazarista en los acorazados y fortalezas el orden podía mantenerse sólo en lamedida en que los oficiales actuando a través de las secciones reaccionarias desuboficiales y marineros, sometieran a la capa intermedia a su influencia oterror, aislando de esta manera a los revolucionarios, principalmente a losmaquinistas, cañoneros y electricistas, es decir, sobre todo a los trabajadoresurbanos.

El curso del levantamientodel acorazado Potemkin en 1905 sebasó completamente en las relaciones entre estas tres capas, es decir, en lalucha entre la pequeña burguesía reaccionaria y el proletariado por lainfluencia sobre la capa media más numerosa del campesinado. Quien no hayaentendido este problema que se extiende a través de todo el movimientorevolucionario de la flota, debe callarse sobre los problemas de la Revolución Rusa engeneral. Porque fue totalmente, y hasta cierto grado aún lo es, una lucha entreel proletariado y la burguesía por influir sobre el campesinado. Durante elperíodo soviético la burguesía apareció principalmente como kulakis (es decir, el estrato más altode la pequeña burguesía), intelectuales “socialistas” y ahora bajo la forma dela burocracia “comunista”. Tal es el mecanismo básico de la revolución en todassus etapas. En la flota asumió una expresión más centralizada, y por lo tantomás dramática.

La composición política delSoviet de Kronstadt reflejaba la composición de la guarnición y lastripulaciones. La dirección de los soviets en el verano de 1917 pertenecía alpartido bolchevique, que se apoyaba en las mejores secciones de los marineros eincluía en sus filas muchos revolucionarios del movimiento clandestino, quieneshabían sido liberados de los campos de trabajos forzados. Pero me parecerecordar que aún en los días de la Insurrección de Octubre los bolcheviquesconstituían menos de la mitad del Soviet de Kronstadt. La mayoría se componíade social-revolucionarios y anarquistas. No había mencheviques en Kronstadt,pues este partido lo odiaba. Los social-revolucionarios oficiales,incidentalmente, no tenían una mejor actitud hacia él. Estos se pasaron a laoposición con Kerenski y formaron una de las brigadas de los llamadossocial-revolucionarios de “izquierda”. Se basaron en la parte campesina de laflota y en la guarnición de tierra. En cuanto a los anarquistas eran el grupomás variado. Entre ellos había verdaderos revolucionarios, como Shuk yShelezniakov, pero eran los elementos más íntimamente vinculados con losbolcheviques. La mayor parte de los “anarquistas” de Kronstadt representaban ala pequeña burguesía urbana y pertenecían a un nivel revolucionario más bajoque los social-revolucionarios. El presidente del soviet era un hombreapartidista, “con simpatías hacia los anarquistas” y esencialmente unoficinista pacífico que había estado antes subordinado a las autoridadeszaristas y ahora lo estaba... a la revolución. La ausencia total demencheviques, de social-revolucionarios de “izquierda” y el tinte anarquistadel pequeño burgués, se debían a lo agudo de la lucha revolucionaria en laflota y a la influencia dominante de las secciones proletarias de losmarineros.

 

Cambiosdurante los años de la Guerra Civil

 

La caracterización social ypolítica de Kronstadt, que se puede fundamentar e ilustrar con muchos hechos ydocumentos, es suficiente para iluminar los trastornos que ocurrieron enKronstadt durante los años de la Guerra Civil y como resultado de los cualescambió su fisonomía hasta hacerse irreconocible. Precisamente sobre esteimportante aspecto del problema los acusadores tardíos no dicen una solapalabra, en parte por ignorancia, en parte por malevolencia.

Sí, Kronstadt escribió unapágina heroica en la historia de la revolución. Pero la Guerra Civil inicióuna despoblación sistemática de Kronstadt y de toda la flota del Báltico. Desdelos días del levantamiento de Octubre, destacamentos de marineros de esta basese enviaban para ayudar a Moscú. Otros se enviaban al Don, a Ucrania, parabuscar pan y organizar el poder local. Al principio parecía que Kronstadt fuerainagotable. Desde distintos frentes envié docenas de tele- gramas sobre lamovilización de los nuevos destacamentos “de confianza” compuestos detrabajadores de Petrogrado y marineros del Báltico. Pero desde 1918, y en todocaso antes de 1919, los frentes empezaron a quejarse de que los nuevoscontingentes de Kronstadt eran insatisfactorios, exigentes, indisciplinados,irresponsables en el combate y que hacían más mal que bien. Después de laliquidación de Iudenich (en el invierno de 1919),[6][7] la flota del Báltico y la guarnición deKronstadt fueron despojadas de todas las fuerzas revolucionarias. Todos los elementosque eran de alguna utilidad fueron llevados a luchar contra Denikin, en el sur.[7][8] Si en el período de 1917 a 1918 el marinero deKronstadt pertenecía a un nivel más alto que el promedio del Ejército Rojo yformaba la armazón de sus primeros destacamentos, tanto como la del régimensoviético en muchos distritos, los marineros que permanecieron en el Kronstadt“pacífico” hasta comienzos de 1921, sin ajustarse a ninguno de los frentes de la Guerra Civil,pertenecían, en esta época, a un nivel considerablemente más bajo, en general,que el nivel medio del Ejército Rojo e incluían un gran porcentaje de elementoscompletamente desmoralizados que lucían vistosos pantalones de bota campana ycortes de pelo deportivos.

La desmoralización, basadaen el hambre y en la especulación, había aumentado en gran medida a fines de la Guerra Civil. Losllamados “portadores de sacos” (especuladores mezquinos) se habían vuelto unaplaga social que amenazaba con sofocar la revolución. Precisamente enKronstadt, donde la guarnición no hacía nada y tenía todo lo necesario, ladesmoralización adquirió grandes dimensiones. Cuando las condiciones llegaron aser muy críticas en el hambriento Petrogrado, el Politburó discutió más de unavez la posibilidad de conseguir un “préstamo interno” de Kronstadt, dondetodavía existía una cantidad de viejas provisiones. Pero los delegados de lostrabajadores de Petrogrado contestaron: “No conseguirán nada de ellos porbondad. Ellos especulan con ropa, carbón y pan. En este momento en Kronstadt,todo tipo de gentuza ha levantado la cabeza.” Esa era la verdadera situación yno como la pintan las almibaradas idealizaciones posteriores al suceso.

Debo añadir además queantiguos marineros de Latvia y Estonia, que temían ser enviados al frente y quese preparaban a volver a sus nuevas patrias burguesas, se unieron a la flotadel Báltico como “voluntarios”. Estos elementos eran esencialmente hostiles ala autoridad soviética y lo demostraron totalmente en los días dellevantamiento de Kronstadt... Además de éstos había muchos miles detrabajadores latvios, principalmente antiguos campesinos, que demostraron unheroísmo inigualable en todos los frentes de la Guerra Civil. Nodebemos por lo tanto pintar a los trabajadores latvios y a los de Kronstadt conel mismo pincel. Debemos reconocer las diferencias políticas y sociales.

 

Lasraíces sociales del levantamiento

 

El problema de unestudiante serio consiste en definir, sobre la base de las circunstanciasobjetivas, el  carácter social y políticodel motín de Kronstadt y su ubicación en el desarrollo de la revolución. Sinesto, la “critica” se reduce a un lamento sentimental de tipo pacifista a lamanera de Alexander Berkman, Emma Goldman y sus últimos imitadores.[8][9] Estas buenas gentes no tienen la másmínima comprensión  del criterio y losmétodos de la investigación científica. Citan las proclamas de los insurgentescomo predicadores píos citando las Sagradas Escrituras. Se quejan además de queno tomo en consideración los “documentos”, es decir, el evangelio de Majno ylos otros  apóstoles.[9][10] “Considerar” documentos no significatomarlos al pie de la letra. Marx dijo que es imposible juzgar partidos opueblos por lo que ellos dicen de sí mismos. Las características de un partidose determinan considerablemente más por su composición social, su pasado, surelación con las diferentes clases y estamentos que por sus declaracionesorales y escritas, especialmente durante un momento crítico de guerra civil. Sipor ejemplo, empezáramos a tomar como oro puro las innumerables proclamas deNegrín, Companys, García Oliver, y Compañía,[10][11] tendríamos que reconocer a estoscaballeros como amigos fervientes del socialismo. Pero en realidad son suspérfidos enemigos.

Entre 1917 y 1918 losobreros revolucionarios dirigieron a las masas campesinas, no solamente de laflota sino de todo el país. Los campesinos tomaron y dividieron la tierra, lamayor parte de las veces bajo la dirección de los soldados y marineros quellegaban a sus propios distritos. Las requisas de pan solamente habíancomenzado y eran principalmente contra los terratenientes y kulakis. Los campesinos se reconciliaroncon las requisas como un mal temporal pero la Guerra Civil continuópor tres años. La ciudad no dio prácticamente nada a la aldea y tomó casi todode ésta, principalmente para las necesidades de la guerra. Los campesinosaprobaron a los “bolcheviques” pero se volvieron más y más hostiles hacia los“comunistas”. Si en el período precedente los obreros habían llevado haciaadelante al campesino, ahora los campesinos arrastraban a los obreros haciaatrás. Solamente por este cambio de estado de ánimo los blancos pudieron atraerparcialmente a los campesinos y hasta los semiproletarios de los Urales. Esteestado de ánimo, es decir esta hostilidad a la ciudad, alimentó al movimientode Majno que asaltó y saqueó trenes destinados a fábricas, plantas y alEjército Rojo, destruyó carrileras, fusiló comunistas, etcétera. Por supuesto,Majno llamó a esto la lucha anarquista con el “estado”. En realidad esta fue lalucha del pequeño propietario furioso contra la dictadura del proletariado. Unmovimiento similar se presentó en muchos otros distritos, especialmente enTambovski, bajo la bandera de “social-revolucionarios”. Finalmente, endiferentes partes del país los destacamentos campesinos llamados “verdes”estaban activos. No querían reconocer ni a los rojos ni a los blancos yrechazaban los partidos de la ciudad. Algunas veces los “verdes” se encontrabana los blancos y recibían golpes severos de éstos, pero por supuesto norecibieron ninguna piedad de los rojos. De la misma manera que a la pequeñaburguesía la muelen económicamente las piedras de molino del gran capital y delproletariado, así los destacamentos campesinos fueron pulverizados por losEjércitos Rojo y Blanco.

Solamente una personacompletamente superficial puede ver en las bandas de Majno o en la revuelta deKronstadt una lucha entre los principios abstractos del anarquismo y el“socialismo de estado”. En realidad, estos movimientos eran convulsiones de lapequeña burguesía campesina que deseaba, por supuesto, liberarse del capital,pero que, al mismo tiempo, no aceptaba subordinarse a la dictadura delproletariado. La pequeña burguesía no sabe concretamente lo que quiere y envirtud de su posición no puede saberlo. Esa es la razón por la cual cubrió tanfácilmente sus peticiones y esperanzas, ya con la bandera anarquista, ya con lapopulista, ya simplemente con la “verde”. Oponiéndose al proletariado, trató,bajo todas estas banderas, de retroceder la rueda de la revolución.

 

Elcarácter contrarrevolucionario del motín del Kronstadt

 

No había, por supuesto,barreras insuperables que dividieran las diferentes capas sociales y políticasde Kronstadt. Aún existía cierto número de trabajadores y técnicos calificadospara encargarse de la maquinaria pero aun ellos se identificaban por un métodode selección negativa, políticamente nocivo y de poca utilidad para la Guerra Civil.Algunos “líderes” del levantamiento procedían de estos elementos. Sin embargo,esta circunstancia completamente natural e inevitable que algunos acusadoresseñalan triunfalmente, no cambia ni un ápice el carácter antiproletario de larevuelta. A menos que nos engañemos con consignas pretensiosas, falsos rótulos,etcétera, veremos que la insurrección de Kronstadt no fue más que una reacciónarmada de la pequeña burguesía contra las penalidades de la revolución social yla severidad de la dictadura del proletariado.

Ese fue exactamente elsignificado de la consigna de Kronstadt, “soviets sin comunistas”, de la cualse apoderaron inmediatamente no sólo los social-revolucionarios sino también laburguesía liberal. Como representante sagaz del capital, el profesor Miliukovcomprendió inmediatamente que liberar a los soviets de la dirección bolcheviquesignificaría, en poco tiempo, la destrucción misma de los soviets. Laexperiencia de los soviets rusos durante el período de dominación menchevique ysocial-revolucionaria, y aun más claramente, la experiencia de los soviets alemány austríaco, bajo la dominación de los socialdemócratas, comprobaron estehecho. Los soviets social-revolucionarios y anarquistas podían servir solamentecomo un puente entre la dictadura proletaria y la restauración capitalista. Nopodían jugar otro papel a pesar de las “ideas” de sus integrantes. La rebeliónde Kronstadt, por lo tanto, tenía un carácter contrarrevolucionario

Desde un punto de visteclasista, que - con el perdón de los honorables eclécticos - continúa siendo elcriterio básico no solamente para la política sino para la historia, esextremadamente importante contrastar la conducta de Kronstadt con la dePetrogrado en esos días críticos. Toda la capa dirigente de los trabajadoreshabía salido de Petrogrado. El hambre y el frío reinaban en la capitaldesierta, tal vez aun más furiosamente que en Moscú. ¡Un período heroico ytrágico! Todos estaban hambrientos e irritables. Todos estaban descontentos. Enlas fábricas había una sorda inconformidad. Organizaciones clandestinasenviadas por los social-revolucionarios y los oficiales blancos trataron devincular el levantamiento militar con el de los trabajadores descontentos. Elperiódico de Kronstadt escribió sobre las barricadas de Petrogrado y sus milesde muertos. Lo mismo proclamó la prensa mundial. En realidad ocurríaexactamente lo contrario. La sublevación de Kronstadt no atrajo a lostrabajadores de Petrogrado, los repelía. La estratificación se adelantó a lolargo de líneas clasistas. Los trabajadores sintieron inmediatamente que los amotinadosde Kronstadt estaban colocados al lado opuesto de las barricadas... y apoyaronal poder soviético. El aislamiento político de Kronstadt fue la causa de suincertidumbre interna y su derrota militar.

 

La N.E.P y la insurrección deKronstadt

 

Victor. Serge, quien alparecer está tratando de elaborar una especie de síntesis del anarquismo,poumismo y marxismo, ha intervenido desgraciadamente en la polémica sobreKronstadt. En su opinión, la introducción de la NEP un año antes, podría haber evitado ellevantamiento. Admitámoslo. Pero este tipo de consejo es muy fácil de dardespués del suceso. Es verdad, como recuerda Victor Serge, que yo habíapropuesto la transición a la NEPdesde 1920. Pero no estaba en absoluto seguro de su éxito. No era ningún secretopara mí que el remedio podía ser más peligroso que la enfermedad. Cuandoencontré oposición de los dirigentes del partido, no apelé a las filas con elfin de evitar la movilización de la pequeña burguesía contra los obreros. Fuenecesaria la experiencia de los doce meses siguientes para convencer al partidode la necesidad de un nuevo método. Pero lo notable es que fueron precisamentelos anarquistas de todo el mundo quienes consideraron a la NEP como... una traición alcomunismo. Pero ahora los abogados de los anarquistas nos denuncian por nohaber introducido la NEPun año antes.

En 1921 Lenin reconocióabiertamente, más de una vez, que la defensa obstinada por el partido delcomunismo de guerra se había convertido en un gran error.[11][12] ¿Pero cambia esto la situación?Cualquiera que sean las causas inmediatas o remotas de la rebelión deKronstadt, fue en su esencia misma un peligro mortal para la dictadura delproletariado. ¿Simplemente porque se sentía culpable de un error político,debería haberse suicidado la revolución proletaria para castigarse?

¿O tal vez habría sidosuficiente informar a los marineros de Kronstadt de los decretos de la NEP para calmarlos?¡Ilusiones! Los insurgentes no tenían un programa consiente y no podían tenerlopor la naturaleza misma de la pequeña burguesía. Ellos mismos no entendíanclaramente que lo que sus padres y hermanos necesitaban primero que todo eracomercio libre. Estaban descontentos y confusos pero no veían ninguna salida.Los más conscientes, es decir, los elementos de derecha que actuaban entrebastidores, querían la restauración del régimen burgués. Pero no lo decían envoz alta. El ala “izquierda” quería la liquidación de la disciplina, “sovietslibres”, y mejores raciones. El régimen de la NEP sólo podía calmar gradualmente al campesino,y, después de él, a las secciones descontentas del ejército y la armada. Peropara esto se necesitaba tiempo y experiencia.

El más pueril de todos losargumentos es el de que no hubo levantamiento, que los marineros no hicieronninguna amenaza, que “solamente” se tomaron la fortaleza y los acorazados.Parecería entonces que los bolcheviques marcharon contra el fuerte, con lospechos desnudos a través del hielo, sólo por su inclinación a provocarconflictos artificialmente, por su mal carácter, su odio a los marineros deKronstadt o a la doctrina anarquista (de la cual, podríamos decir de paso, quenadie se preocupa en absoluto). ¿No son éstos balbuceos infantiles? Sin límitede tiempo o espacio, los críticos diletantes tratan de sugerir (¡diecisieteaños más tarde!) que todo hubiera terminado para satisfacción general si larevolución simplemente hubiera dejado solos a los marineros insurgentes.Desgraciadamente, la contrarrevolución mundial no los habría dejado solos en ningúncaso. La lógica de la lucha habría dado predominancia a los extremistas en elfuerte, es decir, a los elementos contrarrevolucionarios. La necesidad deprovisiones habría hecho a aquél directamente dependiente de la burguesíaextranjera y de sus agentes, los emigrantes blancos. Todos los preparativosnecesarios para este fin se estaban elaborando. Bajo circunstancias similares,solamente gente como los anarquistas españoles o los poumistas habrían esperadopasivamente un resultado feliz. Los bolcheviques afortunadamente pertenecían auna escuela diferente. Consideraban que su deber era extinguir el luego tanpronto empezara, reduciendo así, a un mínimo, el número de las víctimas.

 

Losde Kronstadt sin un fuerte

 

Esencialmente, losvenerables críticos son enemigos de la dictadura del proletariado y por lotanto de la revolución. En esto reside todo el secreto. Es verdad que algunosde ellos reconocen la revolución y la dictadura, en palabras, pero esto noarregla nada. Desean una revolución que no conduzca a la dictadura, o bien, queinstaure una dictadura sin hacer uso de la fuerza. Por supuesto sería unadictadura muy “agradable”. Requiere sin embargo, unas cuantas menudencias: undesarrollo igual y, más aun, extremadamente alto de las masas trabajadoras.Pero en tales condiciones la dictadura sería innecesaria. Algunos anarquistas,que en realidad son pedagogos liberales, esperan que en cien o en mil años lostrabajadores habrán obtenido un nivel de desarrollo tan alto que la coerciónserá innecesaria. Naturalmente si el capitalismo pudiera conducir a taldesarrollo, no habría necesidad de derrocarlo. Tampoco habría necesidad de unarevolución violenta, ni de la dictadura que es una consecuencia inevitable dela victoria revolucionaria. Sin embargo, el capitalismo decadente de nuestrosdías nos deja poco espacio para ilusiones humanitarias y pacifistas.

La clase trabajadora, sinhablar de las masas semiproletarias, no es homogénea social ni políticamente.La lucha de clases produce una vanguardia que absorbe los mejores elementos dela clase. Una revolución es posible cuando la vanguardia es capaz de dirigir ala  mayoría del proletariado; pero estono significa en absoluto que desaparezcan las contradicciones internas entrelos trabajadores. En el pico más alto de la revolución están por supuestoatenuadas, pero solamente para aparecer más tarde, en otra etapa, con toda suviolencia. Tal es el curso de la revolución en su conjunto. De la misma maneralo fue en Kronstadt. Cuando radicales de salón tratan de señalar un nuevocamino a la Revoluciónde Octubre, después del suceso, sólo podemos pedirles respetuosamente que nosdemuestren con exactitud ¿dónde y cuándo sus grandiosos principios fueronconfirmados en la práctica, por lo menos parcialmente? ¿Dónde están losindicios que nos llevan a esperar el triunfo de estos principios en un futuro?Por supuesto nunca obtendremos una respuesta.

Una revolución tiene suspropias leyes. Hace mucho tiempo formulamos las “lecciones de Octubre” que sonsignificativos, no sólo para Rusia sino a escala internacional. Nadie más hatratado siquiera de sugerir otras “lecciones”. La revolución española es unaconfirmación negativa de las “lecciones de Octubre” y los severos críticos sonequívocos o silenciosos. El gobierno español del “Frente Popular” sofoca larevolución socialista y fusila revolucionarios. Los anarquistas participan eneste gobierno o, cuando son expulsados, continúan apoyando a los verdugos. Ysus abogados y aliados extranjeros se ocupan mientras tanto de una defensa...de la Insurrecciónde Kronstadt contra los rudos bolcheviques. ¡Una vergonzosa aberración!

Las actuales disputasacerca de Kronstadt giran sobre el mismo eje clasista del levantamiento deKronstadt en el cual las secciones reaccionarias de los marineros trataron dederrocar la dictadura del proletariado. Conscientes de su impotencia en laarena de la política revolucionaria de hoy, la disparatada y ecléctica pequeñaburguesía, trata de utilizar el viejo episodio de Kronstadt en su lucha contra la Cuarta Internacional,es decir, contra el partido de la revolución proletaria. Estas últimas “gentesde Kronstadt”, también serán aplastadas, es verdad que sin el uso de las armas,puesto que, afortunadamente, no tienen una fortaleza.

 



[1][2] Pavel Miliukov (1859-1943): dirigente de losdemócratas constitucionales liberales (Cadetes), ministro de relacionesexteriores en el Gobierno Provisional ruso, marzo-mayo de 1917, y prominenteenemigo de la Revolución Bolchevique. Su periódico se llamaba Poslednia Novosti(Últimas Noticias).

[2][3] Wendelin Thomas: antiguo diputado comunista ante elReichstag alemán (1920-1924) y miembro de la comisión internacional queinvestigo los Juicios de Moscú. Ver Las preguntas de Wendelin Thomas, 6 dejulio de 1937, en Escritos 36-37

[3][4] La Nueva Política Económica (NEP): se adoptó como una medidatemporal en 1921 para remplazar la política del “comunismo de guerra”, queprevaleció durante la Guerra Civil. La NEP permitió un crecimiento limitado del comercio libre alinterior de la Unión Soviética y de las concesiones extranjeras al lado de lossectores económicos nacionalizados y controlados por el estado. La NEP estimuló el crecimiento deuna clase de campesinos ricos y de una burguesía comercial (hombres de la NEP), y produjo una serie deconcesiones políticas y económicas para el comercio y el cultivo privado.

[4][5] El Partido Social Revolucionario (eserista): fundadoen Rusia en 1900, de 1901 a1902 emergió como la expresión política de todas las corrientes populistasanteriores: tenía la mayor influencia entre el campesinado antes de larevolución de 1917.

[5][6] John G. Wright (1902-1956): dirigente y educador delSWP, que tradujo muchos de los trabajos de Trotsky al inglés. El título de suartículo era La verdad sobre Kronstadt.

 

[6][7] Nikolai Iudenich(1862-1933): general zarista que en 1919 organizó una ofensiva contraPetrogrado ayudado por los aliados.

[7][8] Anton Denikin (1872-1947): uno de los dirigentes dela contrarrevolución en el sur de Rusia durante la Guerra Civil.

[8][9] Alexander Berkman (1870-1936): anarquista polaco quevivió en Estados Unidos. Pasó 14 años en la cárcel por apuñalar a Henry ClayFlick durante la huelga de Homestead Steel. Fue encarcelado y deportado a Rusiajunto con Emma Goldman (1869-1940) por actividades antibélicas durante la Primera GuerraMundial. Al disgustarles el régimen soviético se mudaron a otra parte.

 

[9][10] Nestor Majno (1884-1934): dirigente de pequeñasbandas de campesinos  que luchaban contralos reaccionarios ucranianos y las fuerzas de la ocupación alemana durante la Guerra Civil rusa.Rehusó integrar sus fuerzas con el Ejército Rojo y finalmente llegó aconflictos con éste . Sus fuerzas fueron finalmente dispersadas por el gobiernosoviético en 1921.

[10][11]Luis Companys y Jover (1883-1940): en 1933 llegó aser la cabeza del gobierno local de Cataluña. Su partido era el nacionalistacatalán Esguerra. José García Oliver (n. 1901): dirigente anarquista español dederecha que colaboró con los stalinistas para aplastar al ala revolucionaria delos realistas Fue ministro de justicia en el gobierno central desde 1936 hastael final de la Guerra Civil.

[11][12] Comunismo de guerra: política seguida por elgobierno soviético durante la Guerra Civil, que subordinaba toda la producción a las necesidadesdel frente e incluía la confiscación del grano de los campesinos. Llevó a undescenso en la producción.

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publicado por macongo a las 13:30 · Sin comentarios ·  Recomendar
 
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