
Por: Gilgamesh
Se me ocurrió escribir esto cuando Javier incluyo en “El coliseo” el video de “Rescatando al soldado Ryan”.
Ya Propp y Levi Strauss habían deculado, hace tiempo y haya a lo lejos, la estructura de los mitos implícitos en los cuentos que relatan la sagas de distintos héroes.
Estos se organizarían alrededor de determinados núcleos estructurales, en los cuales el héroe va resolviendo distintas problemáticas que lo llevan a dar con la solución al problema que se plantea al inicio de la narración.
En la mayoría de los casos, lo que se presenta es un “viaje iniciatico” del héroe, que muñido de los valores en boga del momento en que el mito es elaborado, lograr salir adelante ante las adversidades a las que se enfrenta, y corona su labor con un triunfo que deja como corolario una moraleja a imitar por el resto de los mortales.
Esto es así, desde “La Odisea”, hasta el mamotreto del “Señor de los Anillos”.
Pero la “usina ideológica” enclavada en Hollywood nos brinda una nueva estructura para unos nuevos mitos.
Tal vez sus ejemplos mas claros sean la ya mencionada “Rescatando al soldado Ryan”, o la multi galardonada “La caída del Halcón Negro”. (No son las únicas ni por mucho, pero son las que se vienen a loa mente en este breve instante en que estamos acá).
En estos films, el relato gira sobre los siguientes núcleos.
- se enfrentan dos enemigos a muerte. De un lado, los buenos muy buenos. Más que buenos, buenísimos. Del otro lado, los malos malísimos. Malos de toda maldad, por supuesto.
- los buenos encarnan todos los valores que los grupos dominantes consideran, (mas no sea discursivamente), como fundadores de una sociedad donde reina la “liberte, igualite y fraternite”. Del otro, son el vivo reflejo del autoritarismo, el totalitarismo y el fundamentalismo, gente que se come a los “chicos crudos” y se “coje” a las viejitas.
- por alguna razón de “profundo carácter humanitario”, uno de los “muy buenos” queda rezagado tras las filas enemigas. En lo posible solo. Sin mas armas que su alta formación “moral y su infatigable valor”.
- entre los buenos se produce un debate, una escisión entre dos bandos. Uno números, que siendo los portavoces del “pragmatismo” sostienen que “lamentamos mucho lo de este pibe/a pero no podemos hacer nada”. Y otro, encabezado casi siempre por un superior directo del pelotudo perdido, que plantea irlo a buscar a cualquier costo.
- este último grupo, desconociendo las órdenes de los superiores se lanza a la búsqueda del hermano caído en desgracia.
- y por supuesto, no solo lo rescata, sino que en la misma misión terminan con cuanto enemigo se les pone al paso y logran la liberación del mundo y los planetas cercanos.
- los malos pierden inexorablemente.
Es aquí que el mito nos lleva a un planteo que debe ser esencial para ver el “revés” de la trama, y esto es ver muy bien “quien y cuando” se elabora el mito.
En este caso, son aquellos que apadrinaron, financiaron y dirigieron cuanta “obediencia debida” se llevo a cabo en el “Tercer Mundo”. Los que avasallaron y avasallan día a día cuanto derecho humano existe y aun los que todavía no han sido inventados. Los que arrasan toda individualidad, los que masifican, los que han convertido el consumo en mandamiento. Los que llaman a los miles de muertos, a los miles de muertos sin distinción de sexo y edad, a los miles de muertos salvajemente, “Efectos Colaterales”. Los que hicieron del dinero una religión. De la traición un idioma universal.
Son ellos los que elevan en los nuevos mitos un “canto a la amistad”, a la “individualidad positiva”, al “humanismo” a ultranza, a desconocer la ley cuando la vida de un hombre esta en peligro, una oda al “libre albedrío”, el “salva a un hombre y salvaras al mundo” en su máxima expresión.
Los que enuncian distraen a la audiencia con un falso enunciado.
Marean.
Engañan.
Mienten.
Y no hay ninguna contradicción.
No existe ningún desfasaje entre discurso y acción.
Es praxis política pura.
Discurso justificador, encubridor, “neblizador”, discurso que busca imponer una idea que no existe en la realidad.
“pura ideología” diría Carlos.
Discurso que solo envilece al “malo de la película”, (nunca mejor puesta esta frase).
El malo se “enmalece” aun mas cuando no es capaz de respetar a ese tipo que se ha quedado solo.
Esto lo hace acreedor del peor de los castigos.
Los vuelve “irrescatables”.
Lo hace merecedor de la aniquilación total.
Y hacia dentro, en el bando de los buenos, nos ayuda a purificarnos, no hace ver que el enemigo puede estar ahí, al lado nuestro, un enemigo desalmado al que no le interesan realmente los valores de la patria, los valores patrióticos que están encarnados en ese pedazo de boludo que esta detrás de las filas asesinas.
“Y donde haya un soldado romano esta roma”.
Mierda en estado puro.
Pongo el la video cassetera una vieja película.
Lo veo a Martín Shen navegando algún río de Vietnam en busca del viejo Kurts.
Es un buen viaje iniciatico, sin la cara pelotuda del “insoportable” Frodo inundando la pantalla.